miércoles, 25 de junio de 2008

El derecho de los pobres

Imagínate que, cuando te pique el siguiente mosquito durante tus vacaciones de verano, te provoca anemia severa, confusiones, crisis mentales, el coma y la muerte. Si consigues sobrevivir, sufrirás deficiencias de aprendizaje o daños cerebrales irreversibles.

Pues es lo que le pasa a un niño cada 30 segundos en África y a una persona cada 10 segundos en el mundo.

Se llama malaria. Y es así.

Pero la malaria no es una maldición bíblica, ni tampoco es inevitable. Aunque no se dispone de una vacuna definitiva, sí que existen medidas eficaces y de bajo coste para su prevención, tratamiento y control. El tratamiento médico infantil cuesta sólo 1 € y en el caso de los adultos 2 €. Una mosquitera tratada con insecticida de larga duración cuesta unos 7 €, y un test de diagnóstico rápido, unos 5 €. Por lo tanto, la solución a corto plazo pasa por invertir masivamente en educación sanitaria básica, distribución de mosquiteras tratadas con insecticidas, tratamiento de las mujeres en período de gestación, diagnóstico precoz y acceso a tratamiento médico.

Faltan sólo siete años para 2015 y mucha gente se pregunta si se podrán lograr los "Objetivos de desarrollo del milenio", establecidos el 1990 por el entonces secretario general de las Naciones Unidas, Kofi A. Annan. Este gran reto establece hitos ambiciosos y precisos en 8 ámbitos clave para el desarrollo:
  1. La erradicación de la pobreza extrema y el hambre
  2. Lograr la enseñanza primaria universal
  3. Promover la igualdad entre géneros y la autonomía de la mujer
  4. Reducir la mortalidad infantil
  5. Mejorar la salud materna
  6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo o malaria y otras enfermedades
  7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
  8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo
Ánimo a los que están trabajando para conseguirlo.

Información extraída del artículo "El derecho de los pobres a la salud" de Daniel Ortiz para la revista "Món empresarial".

domingo, 22 de junio de 2008

Si no lo veo, no lo creo... (2ª parte)

Me veo en la obligación moral de informar sobre el resultado del proceso de selección para el puesto de "seguidor" del piloto de Fórmula I, Fernando Alonso, ya que fue uno de mis pasados artículos.


Sólo añadir que, de toda esta estrategia de marketing organizada por el patrocinador del corredor, me quedo con la reflexión de que, en esta vida, si de verdad hay algo que te fascina, que levanta pasión en tu vida, es posible conseguirlo.

Que en ocasiones conseguir aquel sueño que veíamos infinítamente remoto, tal vez no es imposible.

Sino, miremos el caso de este chico recién salido de la universidad, que en su debut en el mundo laboral, va ganar la friolera de 3000 euros mensuales, va recorrer el mundo y conocer a numerosas personas de la Formula I, su gran pasión; y que lo va hacer con la finalidad de escribir el blog de Alonso, posiblemente su héroe en la pista. Quien dice que no es posible ver cumplidos los sueños.

Conclusión: Aunque todos afirmen que no tienes posibilidades de tener exito, no abandones tus sueños.

jueves, 5 de junio de 2008

Por un mundo mejor, un granito de arena.

He leído que mi país se ha caracterizado desde hace decenas de años por su baja productividad. Y, la verdad, me ofende.

En ocasiones se dice que el clima, templado y soleado, hace que pensemos más en nuestro tiempo libre que en nuestro trabajo. En otras veces se comenta que las comidas copiosas del mediodía nos hacen bajar nuestro ritmo laboral. Buscando una explicación a las estadísticas, he llegado a pensar que, como cultura latina, buscamos una mayor socialización en nuestro entorno laboral, provocando largos descansos en horas de trabajo y alargando las jornadas laborales para compensar las numerosas pausas.


Ahora bien, somos como somos, y por eso nos visitan 60 millones de personas al año. Y eso me enorgullece. Porque tenemos una de las mejores dietas mediterraneas, porque gozamos de ese clima soleado, porque somos gente amable y dicharachera...

De todas formas, no voy a dejar pasar la ocasión de poner mi granito de arena para mejorar esa productividad; y es el siguiente: cuando asistas a la próxima reunión de trabajo haz la siguiente pregunta (en voz alta): ¿qué estamos haciendo que sea estúpido, innecesario o absurdo?

La pregunta puede que provoque una carcajada, per también anima a los compañeros de trabajo a buscar maneras de mejorar el lugar de trabajo. Si lo hacéis, nos lo explicáis...